La hepatitis C enfermedad del hígado causada por un virus que se descubrió en 1989 del que se conocen 7 genotipos. Este virus provoca una infección que puede ser aguda o crónica y sus manifestaciones pueden variar entre una dolencia leve o una enfermedad grave de por vida. Actualmente se dispone de tratamientos muy efectivos con escasos efectos secundarios.

¿Cómo se adquiere la hepatitis C?

El virus de la hepatitis C se transmite principalmente por vía parenteral, por la exposición percutánea o de mucosas a sangre infectada con el virus. Hasta 1990 la vía principal de de transmisión era la transfusión de sangre. Pero desde que se descubrió el virus y se instauró su control en todos los bancos de sangre, esta vía ya ha desaparecido.
Actualmente el contagio se ocasiona por: consumo de drogas inyectadas y esnifadas, a través de procedimientos médicos o quirúrgicos con material que no está bien esterilizado, por relaciones sexuales de riesgo (homosexuales masculinos, o heterosexuales con varias parejas), a través de tatuajes o piercing realizados en centros no controlados.

¿Qué pasa una vez que el virus entre en el organismo?

Tras la infección se produce una hepatitis aguda que suele ser asintomática o con muy pocos síntomas. Aproximadamente 1 de cada 3 personas infectadas elimina el virus espontáneamente en un plazo de seis meses, sin necesidad de tratamiento, pero en el resto de las personas, la infección durará más de seis meses y desarrollarán la hepatitis crónica. Del 15-30% de los pacientes con hepatitis crónica evolucionarán a cirrosis hepática en un plazo de 20 años. Y sobre ésta, puede crecer un cáncer de hígado o hepatocarcinoma.

La progresión de la enfermedad no es igual en todas las personas, se conocen factores que aceleran la progresión como, la ingesta de alcohol, la obesidad, la edad avanzada.

La capacidad de llegar a la cirrosis es la que da importancia a la hepatitis cronica. La cirrosis se encuentra entre las cinco primeras causas de muerte en el adulto y es el motivo de la mayoría de los trasplantes hepáticos.
Cirrosis significa duro. La dureza se debe a la fibrosis hepática que es la responsable de todas las alteraciones ligadas a la enfermedad. La fibrosis forma bandas que delimitan nódulos de tejido hepático, esto altera la arquitectura y dificulta la circulación de la sangre dentro del hígado, originando la hipertensión portal. La distorsión de la arquitectura y la hipertensión portal son los responsables de los síntomas y complicaciones de la cirrosis.

El diagnostico de cirrosis por si mismo no se asocia a un pronostico grave, la enfermedad puede mantenerse estable durante décadas y el paciente permanecer sin síntomas. Pero se convierte en una enfermedad grave cuando se descompensa y aparecen las complicaciones: retención de líquido en el abdomen (ascitis) varices esofágicas, insuficiencia renal, infecciones, encefaloptia, cáncer de hígado. Una vez que aparecen las complicaciones, la supervivencia media no llega a dos años.

¿Cómo se diagnostica?

Dado que la hepatitis frecuentemente pasa desapercibida, lo que dificulta su diagnóstico precoz. La inflamación del hígado, en general, ocasiona elevación de transaminasas y al observar esta alteración en análisis de sangre, realzados por cualquier motivo, el médico solicitara el análisis de anticuerpos al virus de la hepatitis C. Y posteriormente la determinación del ARN viral lo cual confirmará la presencia del virus en la sangre y averiguará su genotipo.

Tengo hepatitis C, ¿cómo se encuentra mi hígado?

Para conocer la relevancia de la hepatitis es fundamental conocer el grado de fibrosis y la existencia de posibles complicaciones. Para ello se dispone de la ecografia abdominal, de la elastografía de transición (Fibroscan), de la biopsia hepática y de la gastroscopia.

¿Se curará la enfermedad?

Disponemos de tratamientos que permiten eliminar la infección y en muchos casos, desaparecerá la inflamación del hígado, en otros, la inflamación mejorará aunque no se logre una resolución completa.
El objetivo es lograr la eliminación del virus una vez concluido el tratamiento (tras 6-12 meses), lo que se conoce como respuesta viral sostenida. Y esto se asocia con una mejoría de la supervivencia de los pacientes, con una disminución de las complicaciones de la cirrosis y por tanto con menor requerimiento de trasplante de hígado.

¿En qué consiste el tratamiento?

Desde 1990 hasta la actualidad el tratamiento se ha basado en interferón y ribavirina. El desarrollo de nuevas moléculas, antivirales de acción directa (inhiben la replicaron del virus) ha supuesto un avance importante, porque consiguen la eliminación viral en la mayoría de los pacientes (más del 90%), con muy pocos efectos secundarios y sin necesidad de interferón.

Se dispone en la actualidad de seis fármacos contra el virus C: Olysio, Sovaldi, Daklinza, Viekiras, Exviera, Harvoni. Han de combinarse dos o tres de ellos para aumentar la efectividad. La duración, en general, será de 12 semanas.
En los próximos meses se aprobarán más fármacos lo que aumentará las opciones terapéuticas para los diferentes pacientes.
El tipo de tratamiento dependerá de: genotipo del virus C, grado de fibrosis hepática, historia previa de tratamientos y la respuesta hacia ellos, enfermedades concomitantes y medicaciones requeridas.

¿Cuándo se sabe el resultado del tratamiento?

A los 6 meses de terminar el tratamiento y gracias a un análisis de sangre, sabremos si el virus se ha eliminado del organismo. Esto es lo que se conoce como respuesta viral sostenida.

¿Se requieren más controles?

En general, si la afectación del hígado es de fibrosis leve o moderada, no se requieren más controles. Pero en casos de fibrosis avanzada será necesario continuar con análisis de sangre y ecografías de manera periódica.

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