Las convulsiones son movimientos espasmódicos de todo el cuerpo o parte de él, consecuencia de la contracción y relajación rápida, repetida e involuntaria de los músculos. Esa contracción muscular se debe, a su vez, a su estimulación por la excitación y actividad eléctrica, también involuntaria, de grupos de neuronas situadas en el cerebro.

Cuando esa excitación afecta a la práctica totalidad de las neuronas de la corteza cerebral, las convulsiones afectan a todo el cuerpo. Por el contrario, cuando es un grupo reducido de neuronas las que presentan descarga la convulsión puede afectar a sólo una parte del cuerpo.

Las personas que convulsionan suelen perder el conocimiento y caer al suelo. No es extraño que se muerdan la lengua. Pasado un tiempo, generalmente segundos o minutos, la convulsión cederá y el paciente recobrará la conciencia lentamente, aunque estará somnoliento y confuso.

Una de las causas más frecuentes de convulsiones es la epilepsia. Sin embargo, hay muchas situaciones que pueden favorecer que las neuronas se estimulen de forma involuntaria, como por ejemplo, problemas metabólicos, algunas intoxicaciones, la fiebre elevada en algunos niños, ictus, traumatismos y otras muchas.

Cuando presenciamos a una persona que presenta una convulsión deberemos preocuparnos porque no se golpee al caer al suelo. Intentaremos tumbar al paciente y colocar bajo su cabeza y nuca alguna prenda a modo de almohada para evitar que se pueda golpear la cabeza contra el suelo durante la fase de convulsión.

No deberemos introducir entre los dientes o labios del paciente ningún objeto, ya que sólo podríamos provocar complicaciones en la persona que convulsiona y/o mordeduras involuntarias en las manos de la persona que lo socorre.

Una vez haya cedido la convulsión colocaremos al paciente de costado, en la posición lateral de seguridad, ya explicada en el vídeo emitido sobre la actuación ante una persona que pierde la conciencia y respira con normalidad.

En cualquier caso, y a la mayor brevedad en el momento que sea posible, llame al número de teléfono 112, que es el número europeo de emergencias, o que alguien lo haga por usted. Comunique lo ocurrido manteniendo la calma y respondiendo a las preguntas que le vayan formulando. No cuelgue el teléfono hasta que se lo indique el teleoperador. Habitualmente hablará con un médico del 061 La Rioja que le podrá proporcionar consejos telefónicos y enviar la ayuda sanitaria (ambulancia, médico, etc.) si fuera necesario.

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