José Antonio Oteo. Jefe del departamento de Enfermedades Infeccionas del CIBIR

El próximo día 18 de noviembre celebraremos el día del uso racional de antibióticos. Este año, el lema es “Los antibióticos no sirven para todo”. ¿Por qué celebrar un día dedicado a estos fármacos de uso tan extendido y utilizar este lema? La respuesta es fácil.

Los antibióticos son los mejores fármacos para luchar contra las infecciones provocadas por las bacterias que adquirimos en la comunidad y ocasionalmente en el medio sanitario. Pero los antibióticos, no solo se utilizan en salud humana, también se utilizan para luchar contra la infección en salud veterinaria y en ocasiones también se han utilizado como promotores del crecimiento a este nivel. Los antibióticos no son útiles para el tratamiento de infecciones producidas por otros agentes infecciosos como virus. Los virus, son los que con mayor frecuencia nos provocan infecciones respiratorias del tipo resfriado o la temida gripe y por más antibiótico que utilicemos no vamos a acortar la duración de la enfermedad ni vamos a suavizar las molestias que provocan. Es más, vamos a sufrir sus efectos adversos (desde una diarrea leve, a una reacción alérgica y otras posibles complicaciones que pueden ser mortales) y sobre todo vamos a contribuir al desarrollo de resistencias en las bacterias que nos colonizan, hipotecando la eficacia de los antibióticos en el futuro. En la mayor parte de las ocasiones el antibiótico nos lo prescribe un médico, señalándonos las dosis, el   intervalo de tiempo entre cada dosis y la duración del tratamiento en días. Es muy importante seguir la prescripción al pie de la letra y no tomarlos ni un día de más, ni un día de menos, ni omitir ninguna dosis. Si no mantenemos la presión adecuada, durante el tiempo necesario con el antibiótico, el microorganismo causante del proceso infeccioso se puede volver resistente, ycuando aparece una resistencia, puede ser muy difícil acabar con esabacteria. Además las “bacterias  resistentes”  pueden transmitir la resistencia a otras “bacterias sensibles” por diferentes mecanismos extendiendo el problema.

El uso y mal uso de antibióticos es la principal causa de la creciente aparición de resistencias de las bacterias a éstos fármacos. Llevamos muchos años avisando de este terrible problema y amenaza. ¿Se acuerdan del cuento, de Pedrito y el lobo? Pues, en esta ocasión el lobo ha llegado, y es un lobo muy feroz. Tenemos problemas para tratar algunos procesos bacterianos adquiridos en la comunidad y en el medio hospitalario. Por ejemplo una bacteria denominada  Escherichiacoli, que es la causante de la mayor parte de las infecciones urinarias  se ha vuelto resistentes a los antibióticos de uso convencional, y para tratarla tenemos que utilizar antibióticos que teníamos restringidos para tratar otros procesos más graves en el medio hospitalario. A nivel del hospital estamos luchando contra las denominadas “superbacterias”, que no son otra cosa que bacterias que son resistentes a la mayoría de las familias de los antibióticos que disponemos, incluso pueden ser resistentes a todas las familias.  ¿Se imaginan un mundo sin antibióticos activos para combatir las infecciones graves? Sería terrible, acabaríamos con la medicina moderna. No podríamos realizar muchas intervenciones quirúrgicas, volveríamos a tener gran mortalidad en los recién nacidos y en las mujeres tras el parto, no podríamos utilizar fármacos para tratar los tumores malignos, no se podrían realizar trasplantes de órganos, y un largo etcétera. Las autoridades sanitarias están muy preocupadas. Se dice que es el principal problema de Salud Pública al que se enfrentan las sociedades modernas. Así, se estima, que si no ponemos remedio, la muerte provocada por bacterias resistentes serán la principal causa de muerte en Europa en 2050. Para mejorar este panorama se han puesto en marcha diferentes medidas y existen planes a nivel global (OMS), instituciones europeas (ECDC) y un “Plan Nacional deResistencias a los Antibiotícos” (PRAN) que parece va dando sus frutos. Desde la administración pusimos en marcha  los denominados PROA (Programas de Racionalización y Optimización del uso de Antibióticos) a nivel hospitalario, que ahora se van a extender a la Atención Primaria y Centros Socio-Sanitarios, pero también se debe pedir la colaboración ciudadana.  Medidas como lavarse las manos de forma frecuente, taparse la nariz o la boca con un pañuelo cuando tosemos o estornudamos, vacunarse según las recomendaciones de la autoridades sanitarias y seguir la prescripción del medico son de suma importancia para no agravar, y por que no, para mejorar el preocupante panorama actual. ¿Se imaginan un mundo sin antibióticos para combatir las infecciones?