El escenario establecido en 1992 era el de una infección vírica en la que se conocía perfectamente las características del virus, su ciclo vital y las células dianas del organismo humano por él afectadas. También se conocían los mecanismos de transmisión, a saber, relaciones sexuales no protegidas, contacto con la sangre infectada, principalmente compartiendo jeringuillas, y de madre a hijo durante embarazo, parto y lactancia. Podíamos considerar que estábamos ante una enfermedad infectante, transmisible a través de una serie de prácticas, pero no contagiosa por las actividades cotidianas de la vida. Además se trataba de una pandemia, es decir que afectaba a toda la población mundial en mayor o menor medida según países y áreas geográficas. Pero su principal característica era la estigmatización y exclusión social fruto de la ignorancia, tabúes y prejuicios sociales. Esta estigmatización llegaba incluso al mundo sanitario donde las fichas de los enfermos eran marcadas con puntos rojos de alerta. Desde el punto de vista médico la población afectada era de jóvenes que presentaban cuadros clínicos de extraordinaria gravedad con progresivas infecciones por gérmenes poco habituales hasta entonces y tumores que conducían al mortal desenlace en meses o pocos años.

Es en este escenario donde surge la Comisión Ciudadana Anti-Sida de La Rioja. Los miembros que la componen proceden fundamentalmente del medio sanitario y personas de gran compromiso social procedentes en su mayoría de grupos parroquiales. Se establecen áreas de trabajo psicosocial, grupos de auto-apoyo, equipos para la formación- difusión de la información y prevención de la enfermedad. En los años inmediatamente posteriores se producen contrataciones en las áreas de trabajadoras sociales, psicólogas y enfermeras siempre con un matiz de voluntariado que aunque mermado en número se mantiene hasta nuestros días. Los presupuestos de la Comisión proceden del convenio anualmente renovable con la Consejería de Sanidad del Gobierno de La Rioja y del Ministerio de Sanidad en su Plan de lucha contra el Sida; en menor medida las cuotas de los socios y subvenciones puntuales a programas completan dichos presupuestos.

La primera mitad de la década de los 90 fueron años duros, con gran aumento en el número de casos. En 1995 pusimos en marcha un programa preventivo de intercambio de jeringuillas y distribución de material profiláctico que continua hasta nuestros días. En 1996 abrimos un piso de acogida para que los enfermos excluidos socialmente pudieran tener una muerte digna.

Al final de la década de los 90 iniciamos conjuntamente con Cáritas y El Gobierno de La Rioja un programa de prevención de la transmisión vertical de madre a hijo en la República Dominicana. Se estimó una prevención de la infección a 1.500 recién nacidos. El Gobierno de la República Dominicana nos manifestó su agradecimiento por la labor realizada en 2003.

El final de los años 90 marca un antes y un después en el escenario de esta infección. Disponemos de tratamientos efectivos que hacen de la enfermedad un proceso médico crónico clínicamente controlable. Los programas de la Comisión se adecuan a los nuevos tiempos y el recurso del piso de acogida cierra sus puertas definitivamente en 2010 coincidiendo con la crisis económica. La Comisión se centra en programas dirigidos a poblaciones vulnerables como prostitución e inmigrantes. Nuestros programas se enfocan hacia la visibilidad y normalización social de esta infección teniendo en cuenta que su aspecto de estigmatización social ha variado muy poco a lo largo de estos años.

Actualmente es muy importante el diagnostico anónimo y precoz de casos ocultos. Por ello, en 2011 ponemos en marcha el test de diagnóstico rápido con una muestra de saliva en la sede nuestra asociación, obtenemos por dicho proyecto, el premio “Al alma solidaria” instituido por el periódico La Rioja y Obra Social “La Caixa” para el citado programa.

A lo largo de estos 25 años se ha avanzado de forma extraordinaria desde el punto de vista médico. Sin embargo, los avances en cuanto a la estigmatización social han sido muy escasos por lo que nuestra labor se ha de centrar en esta cuestión para controlar en nuestros días esta pandemia del final del siglo XX.