El Slamming es un término anglosajón que se emplea para describir el cambio de compañía de telefonía sin el consentimiento del consumidor, utilizando técnicas fraudulentas. El usuario suele descubrir que ha sido víctima del Slamming al dejar de recibir servicio con su antiguo operador o al recibir facturas de otra compañía.
En algunos casos, los consumidores recibieron alguna oferta bien por teléfono o correo electrónico. Cuando no se desee contratar una oferta, debe dejarse bien claro. “Diga NO” y no facilite al operador los datos personales ni mucho menos el número de cuenta bancaria.
En otros supuestos alguien, haciéndose pasar como representante de su compañía actual, trata de engañar al consumidor preguntando si está interesado en un nuevo plan de llamadas. Un “SÍ” puede ser grabado y usado como prueba de que se aceptó el cambio. Antes de tomar una decisión, contacte con su compañía de teléfono y verifique si la llamada es legítima.
Si el Slamming ya se ha producido, acuda a reclamar a los organismos de Consumo, ya que el art. 7 de la Orden 1030/2007 atribuye a la compañía la carga de probar el consentimiento del consumidor y si no lo hace, el alta será ineficaz de modo que se le dará de baja inmediatamente y se le restituirá a la situación anterior (art. 9.2 de la Orden 1030/2007).
































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